"San José, sólo el evocar su nombre nos dice muchísimo, y ¡cuán bueno! Varón justo..., justo; esto es, que apreció cada cosa en tanto cuanto es en verdad; ¿y dónde se conoce esa verdad, sino sólo en la presencia de Dios? Cada cosa en tanto cuanto es, ni en más, ni en menos; ni agrandando por nuestro afecto, ni rebajando por nuestra repulsión; aprecio justo, tal cual las cosas son y merecen en verdad; verdad conocida donde sólo puede conocerse en la presencia de Dios, en la abnegación de nuestra pequeñez, en la sumisa y humilde anulación de nuestra bajeza, en el rendido, y confiado, y sumiso, y obediente seguimiento de las luces de Dios; luces recibidas por nuestra obediencia, y cuando no es cosa de obediencia, por la inspiración recta, serena, y tanto más claramente divina cuanto más sacrificio y abnegación nos señala. Amemos a San José e imitémosle” -Miguel Fenollera Roca-.
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